Con la interpretación de la norma puede admitirse cualquier caso

Elena Íñigo, profesora de Derecho Penal en la Universidad de Navarra, explicó algunos de los aspectos jurídicos que rodean a la eutanasia durante una mesa redonda celebrada en el campus pamplonés con motivo de la Semana de la Ciencia y la Tecnología. Según apuntó, en el debate social "no se habla de los problemas que plantea la aprobación de esa medida. Hay que afinar los términos legales para que no tenga cabida cualquier supuesto. Lo que ocurre es que con una mayor o menor interpretación de la ley puede darse por válido cualquier caso".

En ese sentido, apuntó que, a pesar de que el homicidio a petición está prohibido en todos los países debido a que "los derechos fundamentales como la dignidad, la integridad física o la vida son irrenunciables", la eutanasia no se tipifica como delito en algunos lugares, por considerar que posee unas características determinadas: se trata de un enfermo terminal o la enfermedad ocasiona sufrimientos difíciles de soportar. "La razón para no sancionar los supuestos de la eutanasia no es la voluntad que tiene el enfermo de morir, sino esos aspectos. Se considera que este tipo de vida no es válida y puede no merecer la pena", aclaró la experta.

En lo que respecta al testamento vital, Elena Íñigo indicó que no tiene sentido, porque "exige un consentimiento serio, expreso e inequívoco del paciente en el momento de la eutanasia y el documento suele firmarse en circunstancias que no son las reales. Puede darse un cambio de opinión a la hora de la verdad". Así, la profesora de la Universidad de Navarra expresó que en la doctrina jurídica mundial, dicho documento no sirve como razón para aplicar la eutanasia.
 
Desarrollar las capacidades que se mantienen
Por su parte, Luis de Moya, sacerdote y médico tetrapléjico, expresó durante la sesión que "en lugar de matar, se trata de ayudar a vivir a quien se encuentra en un estado terminal. Hay que hacer todo lo posible para que el enfermo no lo pase mal viviendo".

Asimismo, recomendó que "no se debe pensar en exceso en lo que se ha perdido, sino considerar lo que se mantiene y sus posibilidades de desarrollo. Si todo en las personas dependiera de las destrezas físicas, nos convertiríamos en un caballo de carreras con el que hay que acabar cuando ya no es campeón".

Por último, recordó que "la dignidad tiene que ver con las dimensiones trascendentales, que se poseen por el simple hecho de ser humanos, como el amor o los sueños, no con los límites físicos".