“El testamento vital está mal planteado”
Federico de Montalvo, socio director de Asjusa Letramed, afirma que hay que impulsar y desarrollar los cuidados paliativos.(La Gaceta, 3 de mayo de 2009)
Federico de Montalvo es uno de los grandes expertos en temas de derecho médico y responsabilidad sanitaria de la Administración. Luchador, astuto, riguroso, inconformista, crítico y profesional son las mejores cualidades de este joven abogado y profesor de Comillas, que dirige a una treintena de letrados bajo la firma Asjusa Letramed. Afirma con cierta gracia que se pasa todo el día hablando sobre la muerte en una sociedad que desprecia el derecho a la vida. "El testamento vital está planteando grandes problemas porque es una figura que no está enraizada en nuestra cultura", subraya.
¿Qué es un testamento vital?
Un documento por el que una persona ejerce el derecho a decidir sobre el tratamiento en el final de su vida. No se trata de un consentimiento informado prospectivo en el que yo decido actualmente sobre el futuro, sino de dilucidar en el final de la vida que es el momento de conocer la voluntad actual.
Pero el médico tendrá problemas de interpretación.
Sin duda, porque se puede dar pie a que validen negativas dadas a tratamientos muchos años atrás, es decir, a que se aplique a supuestos de hecho a los que el paciente no tenía previstos, al no tener en cuenta el avance de la medicina. Creo que el médico debe tener cierta capacidad para interpretar el contexto del paciente.
¿Existe una cultura de testamento vital en la sociedad?
No, lo que hay es que una cultura política. El testamento vital se ha regulado antes de que la sociedad lo demandara. Es curioso que en Sanidad el derecho vaya por delante de la realidad social.
¿La Ley de Autonomía del Paciente es clara en este tema?
No, pese a que es una buena ley construida desde el punto de vista jurídico y del lenguaje, que sigue los criterios europeos. Si uno lee la ley observa que el testamento vital se ha introducido sin venir a cuento. No estaba previsto que se regulara esta figura, sino el consentimiento informado y la historia clínica.
¿Qué problemas presenta el testamento vital?
Fundamentalmente, su incorporación a nuestro derecho antes de que lo demande la sociedad. La experiencia nos dice que cuando esto ocurre generamos conflictos innecesarios. Además, está mal regulada, mal insertada, no está enraizada en nuestra cultura, se conoce mal y al médico le va a plantear unos dilemas que al final va a automatizar, lo mismo que ha sucedido con el consentimiento informado.
¿Le genera desconfianza?
El miedo jurídico que le tengo es que puede ser una vía para que entre por detrás la eutanasia sin discutirse en el Parlamento. No se puede hacer a golpe de sentencia, no puede ser que un juez decida cuáles son los efectos del testamento vital.
¿El debate sobre la despenalización de la eutanasia incrementa el interés por la figura del testamento vital?
Curiosamente, va vinculada y se dice que el testamento vital no tiene nada que ver con la eutanasia, pero se intenta que entre por la puerta de atrás con casos muy espectaculares de pacientes moribundos. Es todo un montaje. Y lo peor es que no se habla para nada de los cuidados paliativos.
¿Qué es una muerte digna?
Creo que el ser humano es, ante todo, vulnerable. Una muerte digna es cuando se protege esa vulnerabilidad controlando a una persona en el final de su vida, prestarle apoyo en el dolor, compañía y muerte en el domicilio. Hay que invertir y desarrollar los cuidados paliativos. Lo que falta, además, es que la sociedad asuma hablar de la muerte.
Diego Carrasco