Mi historia de vida
Ciro Gabriel Avruj (32 años), tetrapléjico argentino desde los 14 años, nos envía un relato de su vida.
Mi nombre es Ciro Gabriel Avruj, vivo en Buenos Aires y tengo 32 años. Mi familia más cercana, con la que tengo una excelente relación, está compuesta por mi ex esposa, mi hermana y mis padres: todos profesionales con la misma vocación de servicio y anhelo de una sociedad más justa.
Mi infancia fue normal: concurría al colegio, compartía espacios con amigos y tenía hobbys. Fui Scout, donde participé de campamentos, actividades y comencé a experimentar el lema "siempre listos para servir". También me interesé por la pesca deportiva y me destaqué representando a mi club en varios campeonatos de la especialidad, individual y por equipos.
A los 14 años viví un hecho trágico que revolucionó por completo mi vida. Me dirigía a la localidad de Junín con unos amigos a pescar. A mitad de camino, de repente, chocamos de frente contra un camión. El brutal accidente en el cual murieron dos de mis amigos me ocasionó una cuadriplejia por lesión medular. Desde entonces mi vida fue diferente.
Los primeros tres años después del accidente fueron durísimos: internaciones, depresiones, broncas, no querer ni poder salir de la cama. Para mi familia también fue una época difícil: angustia e incertidumbre, sumado a problemas económicos agravaron la situación. Durante la segunda etapa de este período estuve internado en ALPI y fue así como vi que no era el único en esta situación.
Ese período de oscuridad, que en su momento fue terrible, hoy lo veo como el proceso de aprendizaje que me ayudó a afrontar lo que vendría.
Nuevamente en casa, de a poco fui comenzando con algunas actividades bajo la nueva realidad de desplazarme en silla de ruedas. Retomé el secundario y me inserté muy parcialmente en CompuLine, una empresa familiar dedicada a las comunicaciones y telecomunicaciones, donde realizaba tareas varias de oficina. Con la colaboración de asistentes empecé a salir de casa y a relacionarme con amigos y amigas. También me empiezo a interesar por el camino espiritual...
Debí enfrentar, aunque no con facilidad, la discriminación (al no ser aceptado en el colegio al que anteriormente concurría), las barreras arquitectónicas (en mi propia casa, en la nueva escuela y en casi todas partes), la indiferencia, broncas por tener que adaptarme forzosamente a esta situación, etc.
Quiero destacar que el apoyo y la compañía familiar fue permanente e importantísimo para ayudarme a salir del pozo y guiarme en la continuación de la vida.
Han pasado 17 años de este segundo nacimiento. Hoy la historia es diferente...
Después del tiempo que me llevó comenzar a readaptarme, puedo contar con orgullo otros planes. La rehabilitación física fue significativa pero no suficiente, la rehabilitación mental, emocional y espiritual es la más importante y no se termina nunca, está en constante evolución. Así es que hice lo necesario para formarme y desarrollarme integralmente: estudiando, trabajando, investigando, relacionándome, paseando, ayudando, viajando, conociendo, emprendiendo, viviendo ...
Descubrí que para poder desenvolverme exitosamente en el mundo tenía que desarrollar al máximo todas las potencialidades, principalmente las no afectadas directamente con el físico.
Luego del secundario, donde debía subir a diario un piso por las escaleras con la colaboración de no menos de cuatro compañeros, llegó el sueño de la facultad. Entre las varias averiguaciones que hice intentando encontrar un equilibrio entre las necesidades de buenos contenidos formativos, accesibilidad arquitectónica y compatibilidad de posibilidades, me decidí por la Universidad de Belgrano. Concurrí seis años, respetando turnos de exámenes y arribando siempre a horario a las clases.
El título que obtuve allí es de Licenciado en Administración aunque mi repertorio de estudios es más amplio que el de las ciencias económicas ya que considero que la formación debe ser integral. Por eso es que realizo permanentes capacitaciones relacionadas principalmente al desarrollo humano y a la educación inspirada en valores humanos.
He tenido la oportunidad de conocer diferentes culturas y modelos y trabajado voluntariamente y en forma privada en ámbitos desde donde se toman decisiones. Estas experiencias me ratifican que el gran cambio que visualizo, un nuevo paradigma que ya estamos viviendo, se dará por una apertura de la conciencia hacia una interacción entre las bondades que la ciencia y la tecnología nos proporcionan con las verdades universales eternas.
Trabajo como voluntario en distintas ONGs relacionadas a temas como equiparación de oportunidades, educación en valores, apertura de conciencia y educación para la paz.
Por 1992 creamos con mi padre el Grupo Sin Barreras -Primer Emprendimiento Integral Latinoamericano para la Apertura de Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y Discriminatorias-. Esta empresa, dedicada a la construcción, al asesoramiento y a la concientización sobre la importancia de crear espacios accesibles a todas las personas fue el puntal desde donde desarrollé gran parte de mi actividad. Construimos un edificio que es único por sus características. Se encuentra en el barrio de Belgrano y en uno de sus dúplex vivo hoy. Actualmente estamos construyendo un segundo proyecto que contempla aún más necesidades.
Con el correr del tiempo me uní a participar de distintas organizaciones y redes tales como Conciencia Sin Barreras, la Asociación Abilities Argentina, Redepaz, Democracia Representativa, Equipo para la Humanidad, La Argentina Posible y el CPCECABA entre otras.
Desde todas ellas, realizamos varias campañas exitosas de equiparación de oportunidades y elevación de conciencia. Organizando eventos, conferencias, gestiones y acciones concretas. A través de estas actividades se benefician de manera directa varios cientos de personas.
En 2003 fui candidato a legislador de la Ciudad de Buenos Aires por una fuerza nueva liderada por jóvenes. Mi intención era llevar a la arena política, los emprendimientos que vengo desarrollando desde el área social. No llegamos al objetivo esperado en dicha ocasión pero aprendí bastante para el futuro.
Actualmente soy consultor en nuevos paradigmas en integración y proyecto acciones que construyen capital social. Desarrollo una amplia y fructífera actividad comunitaria en todo lo relacionado al emprendimiento social, al fortalecimiento de la sociedad civil y a mi propia búsqueda de desarrollo personal.
Este camino me llevó a tener el honor de conocer personalmente a las máximas figuras mundiales en relación a la paz; entre quienes incluyo a Sathya Sai Baba, el Papa Juan Pablo II, SS el Dalai Lama y varios ganadores del Premio Nóbel.
Un párrafo aparte lo constituye mi casamiento, que aunque hoy estemos separados fue un hecho muy trascendente en mi vida. También podría nombrar otras actividades culturales y deportivas que realizo pero por una cuestión de espacio me reduzco aquí a lo profesional.
Por mi desempeño he sido honrado con los Premios "Aplauso Munai 1997" y "Bienal ALPI 1999". Dichas distinciones son reconocimientos por la superación de la discapacidad y la lucha diaria por la mejor calidad de vida de todas las personas. He sido nominado al premio "Entrepreneur 2002" por ser considerado uno de los emprendedores sociales del año. Rotary International, filial Catedral al Sur, me distinguió con un reconocimiento al mérito en 2003 y también son varios los premios a las instituciones en que trabajo. Mi humilde aporte al crecimiento de la sociedad generó mi participación en programas de TV, diarios, y otros medios de comunicación masiva, pero creo que el mayor logro es el respeto y buen nombre que percibo en el vivir cotidiano al tratar con la gente.
Hoy se que soy el hacedor de mi propio destino. Me considero un innovador en todos los trabajos y objetivos que me propongo: fuimos de los primeros en la construcción de espacios accesibles a todas las personas, lucho por la defensa de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades, me intereso y participo activamente en la construcción de un mundo mejor, el cual creo que estará dado cuando todos podamos encontrar la riqueza en las diferencias y desde allí trabajar por nuestro destino común: la realización de todos como seres humanos íntegros.
Creo que la base para cualquier iniciativa y la fuerza para realizar los sueños radica en el amor. El amor que puede brindar la familia, el de la pareja y el que se puede alcanzar y desarrollar individualmente con el servicio al prójimo y con la práctica de disciplinas espirituales.
Una persona es mucho más que un físico: es espíritu, alma, intelecto, mente, corazón y mucho más. Identificar a una persona solo con la apariencia física es una limitación muy grande. Lo esencial es invisible a los ojos.
Todo pasa por animarse, salir y enfrentar la vida con ganas. Encontrar la voluntad interna para sobreponerse a las propias creencias y al qué dirán y no dejarnos vencer por las dificultades. Así, con fuerza, intentar siempre ayudar a que los demás venzan también. Dios siempre nos acompaña!